El entorno ha decidido la manera de habitar. Un profundo respeto por la vegetación existente determinó la morfología y el despiece de los huecos. Existe un hilo vertebrador en forma de muro de pizarra que nos acompaña a través de la vivienda y dirige nuestra mirada al paisaje, entrando y saliendo del edificio, poniendo en contacto físico la vida interior con la exterior.